Los delincuentes de importación

No sé si dentro de pocos meses la desnivelada Justicia porteña concluya que los jóvenes muertos en el accidente del domingo (6 de noviembre) eran ladrones de departamentos. Hasta ahora tienen en su contra lo que durante años se ha considerado una gran prueba: “eran colombianos”, es decir que provienen de ese lugar mítico donde matar y robar es el pan de cada día. No es suficiente argumento, pero “es” y, para muchos, con eso basta.

No importa, entonces, que los demás datos de esta investigación sean débiles, o que lo sean también los referidos a 24 casos de robos de departamentos que este año vinculan a colombianos. Hay desde ya un afán de culpar, de encontrar respuesta –nunca solución– al supuesto incremento de la inseguridad, ese monstruo que los diarios hegemónicos se empeñan en entronizar como una tarea de terror y encierro.

Buenos Aires es una ciudad de múltiples atractivos para cualquier extranjero. Pero hay puertas que algunos quieren cerrar. A los inmigrantes de distintos países se los ha puesto ya en cajitas de colores que los distinguen según la piel que los cubre, el dinero que pueden gastar y el mal infinito que parecen dispuestos a hacer. “Colombiano - delincuente” es una asociación simple, pero que rechazamos los más de 15 mil estudiantes colombianos que vivimos en esta capital y en las provincias respetando las leyes civiles y cotidianas.

Es fácil crear estigmas sociales y ver en todos lados posibles culpables; lo difícil es hacerse preguntas en medio de sistemas legales a los que les estorba la presunción de inocencia.

(Publicado en la revista El Guardián, 11-17 de noviembre del 2011, Buenos Aires.)

(Información adicional, aunque poco equilibrada: http://www.clarin.com/ciudades/Once-ocupantes-Clio-sospechados-ladrones_0_587341361.html)


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