21:02 y Charlie Brown*

Las palabras por dos, las frases por dos. Mis párpados, también por dos, se caen cuando la repetición aparece.

Ritmo acompasado, en el tic tac del cuerpo, el latido vuelve a sentirse y otra vez, sí, de nuevo, el oído escucha lo que ya sabe. Cuando no, las palabras enmudecen y alguna queda rebotando, enfrascada, atornillada, estancada, aprisionada, ping-pong del músculo cardiaco, desliéndose hasta borrarse de la memoria. El juego continúa. Las voces alrededor aparecen para quebrar el cristal.

En la introspección, músculos contraídos, la frase se choca contra una pared de incomprensión, músculos liberados.

No-no-no. Sí-sí-sí. Nadie dice nada. La cabeza acompaña la boca del profesor; sus labios, secos de moverse, su tenue silbido entre las eres.

Falta una hora, repetida son dos. Memoria esfumada, entendimiento reducido a la mitad. Ensoñación interrumpida.


[*La maestra de Charlie Brown es un personaje de mi vida]


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