Malvenida

Apocalíptico como un ser humano. De extremo a extremo de la vida y de la muerte. En el aquí y en el allá del tiempo. El ahora que no existe y, sin embargo, es solo eso. Pasado que se queda atrás y que lo sigues insistente en el retrovisor del alma, sin solución de regreso o de sentimiento repetido. No tiene el río las mismas aguas cada vez que de él bebes. Y ese futuro infranqueable se aproxima para atropellarte y hacerte caer en la cuenta de la finitud de todo. La piel que envejece, las manos que se arrugan, el corazón que late a otro ritmo, los zapatos que ya no calzan, la voz que se hace más grave, la mente que ya no fantasea, el abismo que viene, viene, corre, llega hasta ti. Cachetadas de cada día que quieren destrozarte y demostrarte que las muertes siempre ganan. Las preguntas de la existencia se asoman en la adolescencia pero es en la adultez cuando empiezan a aparecer las respuestas. No hay un hacia dónde, no hay un para qué.

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