Palabras de pastor: guácala

Llega a mí un email sobre la confianza en Dios. Está bien. Lo abro, lo medio leo, lo borro. Todo lo que dice ya lo sé, nadie tiene que repetirlo. La fe, para mí, es una comunión privada, íntima, personal, donde nadie debe meter las narices. No hay problema. Es solo un email. Uno más entre tanta basura que tiene la red.

Luego, vuelve a llegar a mí el mismo email. Un remitente de nombre muy parecido se atreve a volverlo a mandar, aun viendo que en el anterior él y yo somos destinatarios comunes. ¿Por qué me mandan lo mismo tantas veces? Bueno, un descuido. Está bien. Me rebosa la copa es el texto escrito por el remitente, antes del "bellísimo" mensaje de confianza en Dios.

Amén. Que Dios esto. Que Dios lo otro. Que la paz no sé qué mierdas. Ajj, ¿por qué algunos sacan el pastor que llevan dentro para esgrimir babosadas? A mí háblenme en español: "lea eso y si le sirve bien, si no, suerte".

¿Desde cuándo unos se paran en el altar de la Palabra y cobijan con su manto a todos a quienes llaman sus destinatarios? Nada. Me desespera esa actitud. Y más cuando la paz, el Dios, el amén y el resto, llegan es con hechos, no con palabrería barata ni con sermones tal vez bien armados.

Ajjj, yo tampoco voy a sermonear a nadie. Que cada quien se las arregle como pueda. Y que confíe y crea en lo que más le convenga: Dios o el santo totumo.

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