Derecho al duelo

Nadie ha muerto. Nadie se ha ido. Todos siguen sus vidas como si nada. Un año terminó, otro empezó. Lo mismo de siempre. Pero estoy de duelo. Mis gatos se despidieron de mí y ahora viven en un lugar mejor, donde hay monte para correr, mariposas y mosquitos para cazar, estantes y árboles para trepar, humanos para dormir y, en fin, todo lo que aquí en mi casa no tenían. No fue una decisión fácil: ellos están felices, yo no. Estoy triste y los recuerdo a cada momento. Ellos se fueron, pero mi alergia a sus pelos no. Y estoy de duelo. No logro concentrarme, me cuesta trabajar. A nadie puedo decirle: "es que se fueron mis gatos", "es que estoy triste", "es que extraño dormir con mis gatos", "es que a veces juro que los veo cuando llego a la casa y abro la puerta", "es que estoy de duelo". Pocos lo entenderían. ¿Cómo hago para retomar mi trabajo y concentrarme como antes? (ellos me acompañaban día a día; se dormían en la mesa del computador).

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