Sadness

Hacía tiempos no lloraba por la indefensión, o por la soledad. Se parecen mucho. En la primera a veces hay gente, pero uno está solo. En la segunda no hay nadie y uno sigue estando solo.

Algo tan tonto como una cisterna dañada. Una válvula que bota agua noche tras noche y a nadie le importa. Te pones a arreglarla y la dañas más. Buscas a alguien a quién llamar, pero sabes que no hay nadie al otro lado de la línea: todos están dormidos. Si lo hubiera, esa cisterna estaría buena… alguien ya la hubiera arreglado hace tiempo. Tal vez cuando se dañó por primera vez.

Los que vienen aquí no son compañía. Existen poco. Hacen sonidos y mueven cosas, pero no están cerca, no sirve su presencia. No se siente en el alma.

Y los que están lejos, a veces uno duda de si están o si nunca estuvieron. Los necesitas, pero no te atreves a pedirles que vengan. Que cada quien tiene su morral para cargarlo, que la ayuda es para otros. Grita el alma, pero se ahoga antes de emitir cualquier sonido, cualquier queja.

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